miércoles, 29 de marzo de 2017

@malditobulo

Creo que la conocí investigando este evidente bulo.

Feministas diciendo que rechazar a una mujer es violación inversa, carne de gato en supermercados italianos, musulmanes agrediendo a empleados de servicios de salud en España, RGI reservada a inmigrantes... todos tienen algo en común: son mentira.

Sí, puede resultar difícil de digerir, pero no todo lo que vemos en Internet es verdad. Lo prometo, hay noticias que a pesar de ser virales y estar a la vez en el muro de Facebook de tu cuñado, en el grupo de Whatsapp del equipo de petanca y en ese e-mail que te ha mandado un compañero de trabajo, son falsas. Por increible que parezca, ser una noticia muy difundida y muy espectacular no exime de no ajustarse a la realidad. 

Venga, ya vale de sarcasmo, ¿no?

Internet, ese pozo de sabiduría pero también de podredumbre, donde podemos encontrar literamente de todo y donde podemos hacer que un mensaje llegue muy lejos. Lo que antes se quedaba en gritar tonterías en la plaza del pueblo ahora puede ser escribir un tuit y que lo lean hasta en Kuala Lumpur (o, Dios nos libre, en la Audiencia Nacional), lo que significa que es mucho más fácil que antes colar rumores falsos.

Pero esta entrada no va para hablar de ese fenómeno de sobra conocido ni para desmontar ningún bulo en particular, sino para recomendar la fantástica cuenta de Twitter @malditobulo (para los menos familiarizados, una pista: si oís "Twitter dice" es mentira. Twitter no es un alguien, es una plataforma de microblogging en la que otros álguienes pueden decir cosas, incluso yo), que se dedica a recopilar los bulos que están de moda y desmontarlos con datos. Y es fascinante la cantidad de mierda que se comparte en las redes sociales. 

¿Y a qué se debe tanta noticia falsa en la red? Pues a veces es mero trolleo, que a todos nos gusta ser un poco gamberros de vez en cuándo (incluso yo he inventado alguna chorrada de vez en cuándo), pero otras veces obedecen a motivos menos honestos. Uno, el monetario, buscar una noticia fascinante y espectacular, aunque sea falsa, con el ánimo de conseguir visitas. El otro, mucho más deleznable, el de generar opiniones y en particular instigar el odio contra determinados colectivos. 

En fin. Como la red es muchas veces un terreno minado, sobre esto me gusta aplicar siempre esta máxima:

"Regla básica de Internet: si parece mentira o difícil de creer, seguramente sea mentira".

El porcentaje de acierto es muy elevado.

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