sábado, 8 de octubre de 2016

Segunda jornada, segunda victoria

¡Eric mata, Eric destruye!

En un horario para jugar tan atípico como el del viernes tarde (un viernes que por ser festivo tenía aires de sábado, todo hay que decirlo), Bilbao Basket se vengaba de las dos derrotas del año pasado ante un muy renovado Estudiantes, a su vez ex-equipo del hoy jugador de Bilbao Basket Javi Salgado.

Parecía que la cosa iba a ser fácil pero el marcador fue emocionante de principio a fin. Salieron en tromba los del conjunto estudiantil (este epíteto es obligado meterlo en toda crónica que mencione a Estudiantes) metiendo todo lo que tiraban de lejos, con un brutal 7 de 9 en triples en el primer cuarto, lo que hacía difícil remar para no descolgarse en el marcador, y se llegaba 22-25 al final de los primeros 10 minutos.

En el segundo cuarto la cosa cambió bastante, ya no les entraba todo y se pudo dar la vuelta, llegando al descanso 5 arriba. Pero en el temido tercer cuarto (ese del que todos los aficionados de todos los equipos dicen que tienen la caraja) la cosa va un poco peor, pero al final se endereza, gracias a un triple de Tabu, llegando con un +3 al último cuarto. Pero claro, teniendo en cuenta que el año pasado se llegó con +8 y se perdió, pues cualquiera se fía.

Quedaban 10 minutos y aún tocaba sufrir, pues no se empieza muy bien y Estudiantes da la vuelta, cogiendo la iniciativa en el marcador, pero sin ser capaces de rematar, así que entrando en los últimos minutos del partido, un triple de Tabu rompe la igualdad y un robo de Bamforth (ayer más discreto que en Fuenlabrada) da la tranquilidad, consoldidando el 79-74 final.

No fue un partido brillante, aunque sí emocionante, y deja buen gusto de boca la victoria, que al final es lo que cuenta. Lo que no me dejó tan buen sabor fue la lamentable actuación de Dejan Todorovic, que ayer dio argumentos a los que critican su escasa cabeza para jugar a baloncesto, y es que a veces me llega a recordar al infame Ivan Koljevic, con su precipitación, sus malas decisiones y su querer ser el héroe de la barraca. O, en el caso de ayer, empeñarse en jugar a pesar de tener la mano claramente dolorida, no pedir el cambio... y dejar que su par se le fuera todo el rato en defensa.

Pero bueno, han pasado dos jornadas, vamos 2-0 y aunque llegarán las vacas flacas, que nos quiten lo bailado.

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