miércoles, 27 de julio de 2016

Independence Day: Contraataque

¡U, ese, a! ¡U, ese, a!

Esta cinta de Roland Emmerich no decepciona. No lo hace, claro, si el espectador es consciente de dónde se mete y es consciente de lo que se va a encontrar: una película de acción, naves y explosiones con personajes sinsorgos, situaciones absurdas y un guión que no hay por dónde cogerlo. Porque si vas a hacer una secuela de Independence Day, tienes que repetir sus errores, o no estás haciendo una secuela de Independence Day.

Vista con ojos de hoy, no faltará quien diga que aquella era mejor, y es cierto que en algunos aspectos sería verdad. No se puede por ejemplo comparar el nivel de carisma de Will Smith con el de Liam Hemsworth, pero mantiene otros de los "pilares" de aquella y acierta Jeff Goldblum, que es consciente de que hay películas que conviene no tomarse demasiado en serio y rompe varias veces la cuarta pared al verbalizar lo que el espectador piensa y asumir durante la película muchos de sus sinsentidos.

Porque, vamos a ver, esto es la secuela de una película que va de unos alienígenas que explotan la Casa Blanca, amenazan a la Humanidad y son derrotados por un virus informático, siendo los EEUU los que salvan el mundo. ¿De verdad alguien espera que de ahí pueda salir una historia decente?

¡Pues no, claro! Aquí tenemos clichés, unas reglas de la física que cambian a conveniencia de la "trama", todo más grande y exagerado que la primera, el teorema del ninja en todo su esplendor, gente que va de la Tierra a la Luna como quien coge el metro a Larrabasterra y a todo un ex-presidente de los gloriosos Estados Unidos de América pilotando personalmente un caza para salvar el planeta.

Sí eché en falta más destrucción de mobiliario urbano (Roland, hijo, si voy a ver tus películas es porque quiero que destroces monumentos famosos), pero nos regala la genialidad de Goldblum, criticando la manía que tienen los aliens invasores por destruir edificios emblemáticos, y tiene de pega que se llega a hacer un poco larga. 15 minutos menos la habrían hecho más sopoportable/disfrutable.

Y ojo, que nadie se vea inducido a error, que la película es un inmenso cubo de heces, pero es un honesto cubo de heces que al menos se molesta, cosa que no hacen todas las películas, en poner la etiqueta "caca" en el envase.

¿Mala? Por supuesto. ¿Disfrutable? Si se sabe a lo que se va, y se es una persona carente de criterio como yo, puede tener su gracia.

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