jueves, 3 de septiembre de 2015

The Punisher (videojuego)

Si eres culpable, estás muerto.

Si hubo un género de videojuegos que definió la primera mitad de los 90 ese fue el Beat´em´up, concretamente ese subgénero en el que todos los juegos de CapCom seguían el mismo esquema de "avanzar enfrentándose a hordas de enemigos evitando que baje nuestra barra de vida".

Concretamente este se basaba en el duro personaje de Marvel "El Castigador", un justiciero llamado Frank Castle que se toma a mal que asesinen a su familia y decide pagarlo con los criminales de New York, aprovechando su entrenamiento de ex-marine y su mala baba. Y aquí es acompañado por el director de S.H.I.E.L.D. Nick Fury, que tiene unos días libres y se va con él a repartir estopa por las calles.

Y Nick Fury, antes de que contrajera el kingpinismo.

Lo cierto es que de este juego poco se puede decir que no sea aplicable a otros muchos de su especie. Si acaso que era algo más violento que otros, sobre todo cuando jugabas con el bueno de Frank, que tenía a bien ejecutar enemigos de forma cruel, y tenía movimientos muy espectaculares, de física imposible, como el de coger al enemigo, saltar varios metros en vertical con él agarrado y estamparlo contra el suelo lo cual resultaba bastante gracioso cuando se lo hacías al jefe final (que no es otro que Wilson Fisk, Kingpin).

Alguna peculiaridad tenía, como las granadas o las escenas en las que no ibas a puñetazos sino a tiros, pero por lo demás, tenía toda la gama de clichés, incluyendo comida que restaura la barra de energía, enemigos clónicos, fases de bonus de romper barriles, un golpe especial que se activa presionando salto y ataque a la vez y te baja la vida o cubos de basura con todo tipo de objetos absurdos dentro (joyas, pollo asado recién hecho, una lanza de caballería...) y bueno, sí que recuerdo que tenía bastante variedad de armas. Bates de baseball, tuberías, shurikens, extintores, lanzallamas, katanas, piedras, machetes, la mentada lanza...

El juego no era especialmente complicado, y si se tenía un poco de maña entraba dentro de lo posible acabar la partida con una sola moneda. Especialmente la vez que accidentalmente (por desgracia no me acuerdo de qué hice ni fui capaz de repetirlo) saqué un truco que me permitía acabar con todos los enemigos de un solo golpe, incluyendo el jefe final.

Número uno en todas las pistas de baile.

El argumento era muy simple, al servicio de los tortazos, pero tenía: Frank ha tenido un mal día, por lo que se va, en compañía de Nick Fury, a repartir estopa a un casino ilegal, y tras haber estampado unas cabezas contra otras se va a la calle a buscar información sobre Bruno Costa, un sicario de la mafia. Su búsqueda le lleva a un autobús, donde tendrá que medirse los puños con el matón Chester Scully al que interrogará (y ejecutará) después de sacar que Bruno Costa está en su mansión de Pantaberde, donde tiene varias mujeres secuestradas.

Castle se infiltra en la mansión por los conductos de agua, que llevan a la piscina, y ahí se tiene que medir a las poderosas, aunque insuficientes medidas de seguridad, hasta que llega a presencia de Bruno Costa, y ve para su sorpresa que un robot modelo Guardroide elimina a Bruno y ataca a los protagonistas. Tras el episodio de la mansión, Castle y Fury se van a la zona del puerto a minar la estructura de poder de quien quiera que esté detrás de todo esto, y llega a un almacén donde se enfrenta al villano mitad hombre, mitad máquina conocido como el Rompehuesos.

El Rompehuesos

Tras derrotar al Rompehuesos, la búsqueda va a Arizona, a una plantación subterránea,  propiedad del peligroso Kingpin, y se llega al tren que transporta la droga, tren que es destruido una vez que Castle y Fury se enfrenten al peligroso Bushwacker (tentado he estado de llamarlo "Sacamantecas").

Tras tanto ataque a sus intereses, el señor Fisk tiene a bien vengarse del Castigador, poniendo precio a su cabeza, lo que hace que la guarida de este se llene de sicarios con ganas de que les abran la cabeza, y como buen anfitrión que es, Frank Castle no puede decepcionarlos, pero quedarse ahí no es seguro, y huye a través de un bosque, aunque se topa con otro Guardroide, más peligroso que el anterior.

Escapar eternamente no es buena idea, así que el Castigador y Nick Fury deciden acabar con el problema de una vez por todas y atacar a Kingpin en su mismísima base de poder, enfrentándose a todo lo que se les pone por delante, y por último, al propio Kingpin (totalmente fiel a la estética del cómic), que resulta ser un combatiente formidable y un rival mucho más duro de roer de lo que podría pensarse.

¡No estoy gordo, tengo huesos anchos!

Al acabar con Kingpin, el edificio se derrumba, y días después, cuando los servicios de emergencia terminan de sacar los cadáveres, una puerta queda abierta al anunciarse que el cadáver de Kingpin no se ha encontrado entre los escombros...

FIN

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