sábado, 4 de julio de 2015

Asesinos inocentes

Pero el espectador tampoco tiene la culpa.

Película mediocre sobre decisiones moralmente complejas y un thriller que acaba resultando un poco ridículo, en el que solo la siempre bienvenida presencia de Aura Garrido salva un poco la papeleta.

El protagonista es Maxi Iglesias, con más de guapo que de buen actor, dando vida a un estudiante de último año de psicología con una vida complicada; un padre anciano al que tiene que cuidar, un banco amenazando con el desahucio, el típico mafioso al que todo el mundo debe dinero (aparte del banco, quiero decir) y un profesor hueso que le suspende, con un 4, la última asignatura que le falta para acabar la carrera.

Y cuando va a lloriquearle al profesor que le suba la nota (como todos hemos hecho alguna vez) y le dice que está dispuesto a hacer lo que sea, el profesor le cita en su casa, de noche y a solas. Y cuando parece que lo va a poner mirando para Viena, le hace una propuesta: "mátame y te apruebo".

Seguro que todos hemos fantaseado, en la época de estudiantes con algo así, "me cargo a mi profesor, me aprueba y encima me da dinero, ¡todo son ventajas!". Y con ese planteamiento se desarrolla la película, con las dudas morales del prota y la insistencia del profesor, que no muere ni con matarratas, y su "mátame o te suspendo" que me recordaba mucho al "Torrente, me debes 6000 pesetas de whisky".

Pero la película no da para mucho, y por momentos pasa de ser un thriller a un remake no deseado de "este muerto está muy vivo", y el nivel pobre de la película se confirma con el desenlace, que busca un giro inesperado y solo consigue que el espectador, si es que sigue despierto, se lleve las manos a la cabeza.

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