miércoles, 4 de febrero de 2015

Las ovejas no pierden el tren

El reparto.

Dos joyas en los papeles principales, como son Inma Cuesta y Raúl Arévalo han sido el reclamo para ver esta película, y la verdad es que no decepcionan, ya que sin ser una maravilla, entretiene y deja un regusto amable, a pesar de tener escenas alguna escena bastante triste a cargo del siempre fabuloso Miguel Rellán (el inolvidable "Bacterio" de Compañeros). Y la alusión a esa serie no es baladí, pues a Rellán y Arévalo habría que añadir a Pepo Oliva y Jorge Bosch, que también salieron en ella.

Las crisis de edad y de pareja, y el cambio de la ciudad al campo son el leit motiv de la película, que se inicia cuando Alberto y Luisa (un matrimonio en sus trentaypico con un niño) se mudan a un pueblo de la provincia segoviana, para disgusto de Alberto. Por otra parte, el hermano de Alberto, Juan (interpretado por un Alberto San Juan en horas bajas) vive la crisis de los 40ypico en plena relación con una chica 20 años más joven que él. A esto, Luisa tiene que lidiar con su madre y su hermana, a cual más loca, y Alberto con su padre senil.

Tiene momentos tiernos, momentos graciosos y los reseñados momentos tristes, pero lo que tiene es que se pasan las dos horas volando, lo que es bueno. Lo que no me ha terminado de convencer es Alberto San Juan, del que después de haber visto en un par de películas últimamente (La ignorancia de la sangre, Gente en sitios) empiezo a pensar que siempre actúa igual.

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