domingo, 20 de julio de 2014

Barbacoa hidráulica

El escenario.

El verano es época de barbacoas y ayer fue por fin la del cumpleaños de Giner, que había sufrido un par de aplazamientos por lluvia. Sí, esa misma lluvia que también vino ayer. Nos juntamos en un terrenito de Gorliz para dar buena cuenta de la "ensalada" (patata, bonito, txaka, mahonesa, aceite y pasta) y de algo de carne, aunue poca, ya que cuando estábamos en proceso de cocinado, los nubarrones comenzaron a dar sus veraniegos frutos y solo comimos las pocas brochetas que nos dio tiempo a cocinar.

Pudimos, eso sí, disfrutar de la visión de una camada de cachorrines, nacidos hace 15 días que estaban en el terreno, que parecían perritos de peluche y cabían, literalmente, en la palma de la mano.

Pero como la lluvia no dejaba hacer una sobremesa en condiciones, nos volvimos para Bilbao, y como yo era de los pocos sobrios, me tocó hacer de conductor. Ya en Bilbao, un rato de copas y charleta en casa de los Alonso (donde copas significa kalimotxo y litronas), una vueltecilla para cenar y dar un paseo (a diferencia del día, hizo una noche muy agradable) y ya para casa.

Aunque debo decir que me tentaron con lo del concierto de Georgie Dann.

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