jueves, 26 de septiembre de 2013

Tarde de fútbol

El nuevo San Mamés. 

La verdad que es raro que yo hable de estos temas, pero hoy recibía una curiosa proposición de mi buen amigo Aitortxu, preguntando qué hacía hoy a la tarde-noche, y si me apetecía ir a ver el partido el Athletic. Esto, para quienes no conozcan mis fobias al respecto, es como invitar a Adolph Hitler a un bar mitzvah, ya que pese a tener un pasado futbolero, lo he acabado aborreciendo hasta el punto de intentar no saber nada de ello. Además, teniendo en cuenta que las entradas de San Mamés son algo muy cotizado, me sabía mal, ya que prefería dejar que fuera alguien que lo fuera a disfrutar más que yo.

Pero por otra parte, sí me apetecía quedar con Aitor (a quien agradezco muchísimo el detalle), y era consciente de que no todos los días uno tiene la oportunidad de ver el partido (de hecho, y si no me equivoco, mientras no acaben las obras, como no tengas un carnet de socio, tuyo o prestado, no tienes forma de ir) y además, aunque no me guste, que no me gusta, ese campo de fútbol forma parte de Bilbao. Y oigan, tampoco soy religioso, y eso no me impide visitar templos cuando hago turismo. Y como en esta vida hay que intentar ser flexibles, pues me ha parecido que tenía más sentido probar, que por un día no me iba a morir, que encazurrarme en el "no me gusta el fútbol, no quiero saber nada del Athletic".

Del partido, pues poca historia, ya que yo he ido ahí como quien iba al cine, y era curiosa la sensación que tenía de ser el único al que le resbalaba completamente lo que pasara en el terreno de juego, y permanecía impasible ante los goles de uno y otro equipo. El ambiente sí es verdad que me ha parecido menos "sectario" que lo que me pareció otras veces (igual es porque la última vez que fui me senté en una zona llena de gilipollas, y también es verdad que la gente se sulfura menos cuando su equipo gana), y una cosa que sabía que iba a ver, pero que no me gusta: la gente que no sabe distinguir política de deporte. Pero bueno, es algo endémico. Y también negativo, aunque nada sorprendente, el pifostio que se montaba para entrar y salir.

Por lo demás, mi "pasión" por este deporte y por el equipo de Bilbao, sigue siendo la misma que hace dos horas; entre la indiferencia y la aversión por saturación.

Fútbol: lo de hoy solo ha sido un alto el fuego.

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