martes, 12 de julio de 2011

Cars 2

Si algún día vuelvo a tener coche, espero que mole tanto como este.

Como pasaba con Toy Story, una secuela de Pixar es mejor que la original. Sigue sin estar a la altura de otras joyas de la corona pixaril, pero es mejor que la sosa Cars, a la que en esta segunda parte dotan de una historia de superespías a lo 007 que le da bastante enjundia.

El personaje principal de la primera película, el soso Rayo McQueen, pierde aquí protagonismo en beneficio de esa especie de Jar Jar Binks con ruedas que es la grúa Tom Mate, que me resultaba un poco cargante con sus tonterías. Sobre todo al principio de la película. Aunque por desgracia eran necesarias para la historia de "gilipollas al que confunden con superespía y es tan tonto que aliados y enemigos creen que es un genio", al más puro estilo "dos tontos muy tontos". La historia no es que tenga demasiada chicha, unos cuántos clichés Bond, con previsible desenlace y una espectacular carrera como telón de fondo. Pero precisamente es esa trama Bond de lo mejor de la película, con el superespía británico Finn McMissile derrochando gasolina. Y lo mejor, como ya pasara en la primera, ese mundo "cochificado" que nos muestra, con detalles tronchantes como los coches geisha, la esfinge de Gizah, la mamaá Ferrari o el sushi tuerca.

En una extraña maniobra de marketing, la película cuenta con las apariciones de pilotos reales de Fórmula 1, de entre los cuales solo fui capaz de reconocer a Fernando Alonso (y porque se llama Fernando Alonso en la película), y aunque esto es cosa de la versión española, la inconfundiblemente irritante voz de Antonio Lobato como comentarista (imagino que en la original sería algún comentarista americano de F1, de Nascar, o de algún tipo de evento automovilístico) Y de regalo, la canción en castellano casualmente interpretada por Raquel del Rosario, cónyuge del citado Fernando Alonso. Debo decir que afortunadamente es un personaje que apenas tiene diálogo.

No es la mejor película del año, pero sí un divertido entretenimiento, con detalles bastante simpáticos.

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