miércoles, 22 de diciembre de 2010

Día de la salud

Tantos décimos como pelos tiene en la cabeza

Hoy es el día de la salud, ya que la gente a la que no le toca la lotería (que por algún tipo de rareza estadística es la mayoría) suele consolarse con aquello de "mientras haya salud". Yo he sido agraciado, como todos los años, con el reintegro, consecuencia lógica de no haber comprado nada de lotería.

La verdad, hace mucho que no compro. No soy nada amigo de este evento y odio tanto vender como comprar por compromiso, y no le encuentro ni la menor gracia, así que nada gano, nada pierdo.

Es habitual que la gente compre en su entorno; en el trabajo, en la familia, en el grupo de amigos, en el bar en el que desayuna... sobre todo por el "imagina que toca a todos menos a ti". La envidia hace que nos dé rabia que toque a todos menos a nosotros, pero realmente, si va a tocar, prefiero que toque a gente a la que yo conozco. Partiendo de la base de que nunca compro y nunca me va a tocar, prefiero que la alegría se la lleven mis conocidos. Ojalá toque en mi trabajo, en el bar, etc... al menos ese día beberé champán gratis, y tendré más motivos de alegría que si toca en Almendralejo o en Lugo.

De todas formas, me hace gracia toda la parafernalia supersticiosa que se monta en torno a la lotería, "los números feos tocan más", "voy a comprar en Sort, que casi siempre cae algo allí"... muchas de las cuales son consecuencias lógicas de la estadística. Tocarán más números feos, porque hay más. Y tocará más en Sort porque se vende muchísima lotería. Y claro, con todas las memeces que hace la gente, por pura estadística siempre le tocará a alguien que haya realizado algún ritual de la suerte, por lo que siempre tendremos a alguien que diga "hice tal ritual y me tocó".

De todas formas, esto no es más que una forma de ocio que aunque yo no comparta en absoluto, porque no me gusta, no voy a caer en el error de menospreciar. Cada cual hace con su tiempo y su dinero lo que quiera, y si el gusanillo de la emoción del "a ver si toca" hace feliz a alguien, bienvenido sea. A fin de cuentas, yo me entretengo con cosas que para muchos serrán auténticas estupideces.

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