jueves, 1 de julio de 2010

Cartas y regalos

Los duendecillos de Santa me comprenden

Una de las labores más repetidas y a veces frustrante del administrativo es ver al usuario venir con la carta, en aquellas ocasiones en las que es evidente que no se ha tomado la molestia de leerla, cuando considera que para qué leerla, si puede venir a que se la leamos. Naturalmente, esto no siempre es así, y a veces vienen simplemente porque los escritos administrativos, redactados en alto legalés, son difíciles de entender, o requieren alguna aclaración adicional.

Pero no hablo de esos. Hablo de los que vienen sin haberse tomado la molestia de leerse la carta (he llegado a ver alguno que venía con la carta sin haber abierto el sobre), ya que te hace preguntarte para qué se la has madado, y te da rabia que haga perder su tiempo y el del que tiene detrás. Sin olvidarnos del que viene porque no ha recibido la carta, solo tiene la hoja de correos, le damos la copia de la carta, y sin mirarla pregunta "¿y con esto qué hago?"

Es un clásico también que vengan con cartas que no les hemos mandado nosotros, ni tienen que ver con nosotros, a pedir explicaciones, que lógicamente no les podemos dar. Y bueno, si no tener acceso a los listados del INEM, o no tener ni idea de cómo funcionan las ayudas de dependencia me convierte en mal funcionario, pues qué se le va a hacer. Humano sum.

Y dentro de las cartas, está la carta de moda de estos días. Resulta que por un cambio legislativo, existe un tope de expedientes que puede haber una vivienda, que es dos, por lo que al tercero de cada inmueble se le ha mandado una carta para que regularice su situación, y en la carta que les mandamos pone claramente que tienen que ir al Servicio Social de Base del Ayuntamiento. Pero claro, como la carta la mandamos nosotros, ¿dónde vienen con ella? Bingo.

Como ya predijimos, aluvión de gente con esa carta, y piloto automático de indicar que, como viene en la carta, tienen que ir con ella al servicio social de base.

Pero la entrada no se llama simplemente cartas, y de regalos va la siguiente persona, una señora que viene a pedir explicaciones por su suspensión, y consultado el expediente veo que es por haber enajenado un inmueble. Me dice que probablemente será por el piso, que estaba a su nombre y que lo puso a nombre del marido. Le pregunto si ha sido donación o venta, y me dice que no era de ella, que simplemente estaba a su nombre. Le explico que si está a su nombre legalmente es de ella, y que si tanto ha cobrado por él como si no, eso a efectos de Renta Básica es como si lo hubiera vendido.

-Pero si no he sacado dinero por él.
-Vale, pero si has donado un inmueble es porque has querido, lo que se trata es de que tenías un inmueble y lo has donado. Si te siguen pagando la RGI como si tal cosa, es como si ese piso lo donara la Diputación.
-Pero es que yo no he donado nada, simplemente un piso que estaba a mi nombre lo he puesto al suyo.

Horrores me ha costado hacerle entender que tiene todo el derecho del mundo a donar los inmuebles que quiera (y tenga) pero que ir por ahí regalando casas, como todo en esta vida, tiene sus consecuencias. Pero de todo esto me quedo con el "no es una donación, y no era mío. Simplemente estaba a mi nombre y lo pusimos al suyo".

1 comentario:

Lanarch dijo...

La gente no lee, no entiende, y no quiere hacer ninguna de las dos cosas. Y cuando sí quieren hacerlo (esos extraños casos) lo del alto legalés es un problema.