jueves, 18 de febrero de 2010

Tiana y el sapo

¡Zoofilia!

Disney regresa a sus orígenes y nos trae esta película sacada directamente de los 90, con villano que canta, secundarios graciosos, princesa mona, e historia de amor. Revisión de un cuento y vuelta a la fórmula; dos dimensiones y mucho color.

La verdad es que Tiana y el Sapo (realmente una rana, aunque supongo que lo dejarían en sapo por evitar un ripio en el título) no supone ninguna revolución en el mundo del cine. No alcanza las cotas de clásicos como Aladdin, la Bella y la Bestia o el Rey León,  pero tampoco cae a los abismos de Pocahontas o, Dios nos libre, Dinosaurio. No temáis, la película es entretenida.

Y se agradece el detalle de que Disney retorne a su identidad, para traernos esta película que bien podría haber sido estrenada hace diez años, pero sería un error pretender que esta película llega tarde, pues creo que llega a su debido momento. Tiana y el sapo es un revival del género, un guiño nostálgico a esa era dorada de la animación pre-Pixar, y como tal debe entenderse.

La historia, obviamente, no tiene nada del otro mundo. Coge un cuento clásico (princesa besa a batracio y batracio se convierte en príncipe)  y girale un par de tuercas (camarera besa a batracio... y se convierte en ídem) añádanle lugar colorista y sonoro (la Nueva Orleans del Jazz y los lodazales), un villano siniestro (el Dr. Facilier, un aprendiz de Jaffar al que, sin tener el carisma de éste, no se le puede negar que tiene cierto encanto) con su secuaz patoso (que me aspen si el falso Naveen no es clavadito al Nathaniel de "Encantada") con amiguetes secundarios (mezcla a Pumba con Baloo y conviértelos en cocodrilo, tendrás a Louis), el propio Louis, Ray la luciérnaga, la anciana del vudú (nuevamente, que levante la mano quien no viera en la serpiente Juju a una prima lejana de Ka, "el Libro de la Selva")

Y por supuesto, un final feliz (aunque con un combo altamente impugnable) y una moraleja que no podía faltar. "Trabaja duro y tus sueños se harán realidad".

Se agradece también que, a diferencia de otras películas de animación Tiana y el sapo no sea insultantemente corta (se acerca a los 100 minutos) y bueno, es bastante divertida. Así que, aunque solo sea por rememorar el saborcillo de las pelis Disney, puede ser una buena alternativa para pasar un rato entretenido.

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