miércoles, 28 de octubre de 2009

La falsa viudedad

En ocasiones veo usuarios.

El trabajo es lo que tiene. Hay días mejores, días peores. Días como el de ayer en los que el teléfono no para de sonar, y en los que el gremio de gilipollas y jetas se pone de acuerdo. Véase como ejemplo la persona que tenía la cuenta cancelada, llama a gritos porque no ha cobrado, y le digo que lo primero que tiene que hacer, independientemente de que haya sido culpa suya o no, traernos un certificado de que la cuenta está cancelada, para ver si le podemos pagar este mes. Pero no, mucho mejor berrear indignada "¡no tengo por qué irme hasta el banco a las 9 de la mañana, bastante me mareáis!" Bueno, yo tampoco tengo por qué venir a la oficina todos los días a las 8 de la mañana, pero si quiero cobrar mi sueldo es lo que hay. Y además hay gente que interpreta la frase "te estoy hablando con educación, por favor no me grites" como "sigue gritando, que me gusta". Usuarios con los que puedes tener el teléfono a 50 centímetros de la oreja y escuchar claramente lo que dicen, y a los que explicas lo mismo una y otra vez en un bucle sin fin.

Pero así como ayer mi cabeza casi revienta, a veces el trabajo trae anécdotas divertidas, pues hoy tenía mostrador, y aunque ha sido árido, por la impresionante afluencia de gente, siempre hay agradables sorpresas divertidas.

Venía un matrimonio, de bastante buen humor, y me comentaban que les había llegado una modificación, cuyo motivo era "incremento de los ingresos de la unidad familiar", por nada menos que por una supuesta pensión de viudedad. Se venían cachondeando, y no era para menos, pues estaban ambos vivitos y coleando.

Afortunadamente, donde otros optarían por montar el escándalo y quejarse de que es un error intolerable, que es una vergüenza, etc... estos han optado por la respuesta civilizada, por entender que los errores a veces suceden, y que lo suyo es buscar la solución. Algo que siempre es de agradecer. Bueno, y que se lo tomaran con humor, porque lo cierto es que la situación era hilarante. No he podido evitar decirle al "difunto" marido que para estar muerto tenía bastante buen aspecto.

Tras consultar el expediente, sigo sin saber de dónde ha salido esa supuesta pensión de viudedad, pero siendo el problema algo de fácil solución, la verdad es que uno puede pensar tranquilamente en que el trabajo a veces trae cosas cómicas, y que cuando al usuario le hace la misma gracia, es hasta sano poderse reir un poco en mostrador. Bueno, y que el que vengan de buen rollo predispone a ayudar, y que si hubieran venido gruñendo o gritando toda la respuesta que habrían obtenido, posiblemente, habría sido "si no está conforme recúrralo", en vez de ayudarles a redactar el recurso.

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